lunes, mayo 26

El espíritu de Mayo del 68




Anda por ahí una espiral empeñada en minimizar la importancia, trascendencia y pertinencia de Mayo del 68. Ahora hasta los propios participantes, imbuidos en la vorágine de un sistema que por donde se vea ya no da para más, insisten en denigrar hasta de su propia participación e identifican a la socialdemocracia como la expresión de triunfo de aquellas revueltas libertarias.

Desesperados, los ahora representantes de lo que un día combatieron, pregonan tal posición. Daniel Cohn Bendit es uno de estos personajes que acomodaticiamente, con la publicación de su libro “Forget 68” (Olvidar el 68), intentan desvanecer la relevancia de tan importante movimiento.

Hacer frente a tales posturas neoconservadoras de iconos de la irreverencia que hoy engrosan las filas de los defensores del sistema- mundo, implica necesariamente detallar la importancia del Mayo del 68 y reconocer la presencia de sus ideas en la actualidad.

En principio debemos aclarar que no es cuestión de estilo cuando nos negamos a nombrarlo con el acostumbrado “Mayo Francés”. Sin duda alguna, sus implicaciones no se hicieron esperar más allá de las calles francesas. Era una explosión ante el estado de cosas instaurado ya a lo largo y ancho del mundo. Una revuelta popular, subalterna y mundial que Daniel Bensaïd (participante de la revuelta en Francia y Profesor de filosofía en Paris III) no duda en denominar como revolución generacional, social y proceso revolucionario.

No fue solo una protesta contra un sistema de organización social. Sus enemigos iban desde el imperialismo norteamericano hasta la vieja izquierda rusa. Era una irreverencia al modo de existencia directamente relacionado con las “sociedades burocrático- industriales de consumo dirigido”, sean de capitalismo liberal o de colectivismo oligárquico.

Es un movimiento que sigue vigente, que es expresión de las más evidentes decepciones humanas por el sistema implantado. Una manifestación de inconformidad de la cual, lógicamente, no hacen parte los que hoy disfrutan del usufructo al orden establecido, su burocracia y su simbología jerárquica.

Mayo del 68 permanece en el imaginario colectivo, un imaginario colectivo que se transforma en espíritu que trasciende tiempos y espacios. Una protesta continuada donde, cualquiera sea el lugar, las consignas como “Olvídense de todo lo aprendido, comiencen a soñar”, “prohibido prohibir” y “la imaginación al poder” siguen más vigentes que nunca.

Definitivamente el mundo no volvió a ser el mismo después del Mayo del 68… Aunque se sigue en la búsqueda de un mundo otro.

“Seamos realistas, hagamos lo imposible”